Los Obispos de la región centroamericana, unidos colegiadamente en trabajo
apostólico fraterno desde 1942, en el Secretariado Episcopal de América Central
(SEDAC), elevamos nuestra voz para decir a la Iglesia de Nicaragua que:
- Expresamos nuestra solidaridad con todos los obispos, sacerdotes,
comunidades religiosas y laicos de ese país hermano que afanosamente
trabajan por la Viña del Señor; a pesar de las dificultades y pruebas que
encuentran en su camino. De manera especial, nos solidarizamos con Mons.
Rolando Álvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador
Apostólico de la Diócesis de Estelí; y con el Pbro. Harving Padilla, párroco
de la Parroquia San Juan Bautista de la Ciudad de Masaya, quienes sufren
la vulneración de su derecho a la seguridad y libertad plena. - Nos apremia que la fe católica de nuestros pueblos latinoamericanos… se
manifieste en una vida más digna para todos (DA 359). Por esta razón,
manifestamos que escuchamos el clamor del pueblo nicaragüense y nos
apena la situación social, económica y política que atraviesa provocándole
dolor y sufrimiento. Clamor que evidencia sus aspiraciones de alcanzar una
vida plena y feliz, esa vida que Jesús trae para que cada persona humana
viva de acuerdo con la dignidad que Dios le ha dado (cf. DA 389). - Como miembros del Cuerpo Místico de Cristo, unimos nuestras oraciones
con las de la Iglesia en Nicaragua, pidiendo a Dios por la comprensión, la
tolerancia, el diálogo, la unidad y la paz. Con el Papa Francisco oramos:
Señor, ayúdanos tú. Danos tú la paz, enséñanos tú la paz, guíanos tú hacia
la paz. Dispón los oídos de los líderes de la nación para escuchar el clamor
de sus ciudadanos que piden transformar las armas en instrumentos de paz,
los temores en confianza y las tensiones en perdón. Mantén encendida en
todos la llama de la esperanza para tomar con paciente perseverancia
opciones de diálogo y reconciliación, para que finalmente triunfe la paz.
(Papa Francisco. Oración por la paz. Domingo, 8 de junio de 2014). - Exhortamos a las autoridades civiles y militares a buscar y encontrar
caminos de diálogo que posibiliten la convivencia armónica entre los
ciudadanos y las instituciones que conforman el entramado de dicha
sociedad, entre ellas la Iglesia que a lo largo de cinco siglos ha velado con
amor por dicho pueblo. La sangre de Monseñor Antonio de Valdivieso,
derramada en 1550 en defensa de los derechos de las víctimas del sistema
del gobierno colonial, es testimonio de ello. - En la solemnidad del Corpus Christi, conociendo la fe, amor y devoción de
nuestros pueblos, y, siendo el nicaragüense uno de ellos, pedimos a Nuestro
Señor Jesús, que por su Cuerpo y Sangre se logre la unidad nacional tan
anhelada y necesaria en Nicaragua.
San Salvador, 16 de junio, solemnidad del Corpus Christi, de 2022.
Mons. José Luis Escobar Alas Mons.
Presidente del SEDAC
Gregorio Cardenal Rosa Chávez
Secretario General del SEDAC
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