Francisco a la Iglesia en Canadá: Nunca más la idea de una cultura superior

“La comunidad cristiana no se deje contaminar nunca más por la idea de que existe una cultura superior a otras y que es legítimo usar medios de coacción contra los demás. Recuperemos el ardor de vuestro primer obispo, san Francisco de Laval"

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El drama de las ex escuelas residenciales

El Pontífice visitó la escuela primaria de Nakasuk, donde se reunió en privado con algunos alumnos de las ex escuelas residenciales, es decir, aquellos institutos encomendados por el gobierno, con escasa financiación, a las iglesias cristianas locales, incluida la católica. En estos institutos tuvo lugar una de las páginas más dramáticas de la historia de estas poblaciones con el proceso de asimilación forzosa de los niños arrebatados a las comunidades indígenas a las que pertenecían y obligados a asimilarse a la nueva cultura occidental: según un Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación publicado en 2015, más de tres mil menores murieron por enfermedades, desnutrición y maltrato en un período de unos cien años desde la creación de estas escuelas en 1883.

Últimos días en Canadá

Como acto conclusivo de estos intensos días transcurridos por el Obispo de Roma en tierra canadiense, está prevista una ceremonia de despedida a las 18:15 en el aeropuerto internacional de Iqaluit. Unos treinta minutos después se producirá el despegue del avión a bordo del cual Francisco responderá a las preguntas de los periodistas. Está previsto que llegue a Roma a las 7:50 hora italiana del sábado 30 de julio.

La comunidad cristiana no se deje contaminar nunca más por la idea de que existe una cultura superior a otras”, pidió el Papa Francisco a los obispos, sacerdotes, religiosos y agentes de pastoral de la Iglesia en Canadá en la ceremonia del rezo de las Vísperas, este jueves 28 de julio, en la Basílica de Notre-Dame en Quebec.

Francisco reflexionó sobre “la alegría del ministerio” al cumplir la misión de “apacentar el rebaño” (1 P 5,2), y que la Iglesia está llamada a testimoniar en la evangelización. Para ello invitó a los ministros a tener una “mirada que discierne”, para superar el “secularismo” asumiendo tres desafíos: dar a conocer a Jesús, el testimonio y la fraternidad.

Como testimonio de referencia para la Iglesia en Canadá, el Papa recordó a San Francisco de Laval, primer Obispo de Quebec, quien en su tiempo vivió cercano en la caridad a los miembros de las poblaciones indígenas.

“Mientras estamos aquí reunidos –dijo el Papa- como Pueblo de Dios, recordemos que Jesús es el Pastor de nuestra vida, que cuida de nosotros porque nos ama verdaderamente. A nosotros, pastores de la Iglesia, se nos pide esa misma generosidad para apacentar el rebaño, para que pueda manifestarse la solicitud de Jesús por todos y su compasión por las heridas de cada uno”.

Mirada que discierne

Manifiesta el Pontífice que ante esta realidad que vive el mundo hay dos miradas posibles: “mirada negativa” y la otra “mirada que discierne”.

“Si nos detenemos en una mirada negativa, acabaremos por negar la encarnación porque, más que encarnarnos en la realidad, huiremos de ella. Nos cerraremos en nosotros mismos, lloraremos nuestras pérdidas, nos lamentaremos continuamente y caeremos en la tristeza y en el pesimismo, que nunca vienen de Dios”, expresó el Papa.

“En cambio –dice Francisco- estamos llamados a tener una mirada semejante a la de Dios, que sabe distinguir el bien y se obstina en buscarlo, en verlo y en alimentarlo”.

Así el Papa les exhorta a “anunciar el Evangelio para dar a los hombres y a las mujeres de hoy la alegría de la fe”, teniendo una “mirada que discierne”.

El Papa les deja tres desafíos a los ministros y agentes de pastoral en Canadá, para trabajar en esta tarea particular de la Iglesia.  

Dar a conocer a Jesús

Les pide volver al primer anuncio, “es necesario encontrar nuevos caminos para anunciar el corazón del Evangelio a cuantos todavía no han encontrado a Cristo. Eso presupone una creatividad pastoral para llegar a las personas allá donde viven, descubriendo ocasiones de escucha, de diálogo y de encuentro”, dijo.

El testimonio

Reiterado nuevamente la petición de perdón por el mal que hiciera algunos cristianos a las poblaciones indígenas y por los abusos sexuales a menores, les invitó a dar testimonio de nuevos caminos: “El Evangelio se anuncia de modo eficaz cuando la vida es la que habla, la que revela esa libertad que hace libres a los demás, esa compasión que no pide nada a cambio, esa misericordia que habla de Cristo sin palabras”.

“La comunidad cristiana no se deje contaminar nunca más por la idea de que existe una cultura superior a otras y que es legítimo usar medios de coacción contra los demás. Recuperemos el ardor de vuestro primer obispo, san Francisco de Laval.”

La fraternidad

Finalmente les pidió vivir la fraternidad cristiana, ya que “la Iglesia será testigo creíble del Evangelio cuando sus miembros vivan más la comunión, creando ocasiones y espacios para que quienes se acerquen a la fe encuentren una comunidad acogedora”.

El Obispo de Roma también les indicó que estos desafíos “sólo podemos llevarlos adelante con la fuerza del Espíritu, que siempre debemos invocar en la oración”.

Santuario Nacional Santa Ana de Beaupré

El Pontífice añadió que, “en el curso de la vida –y de la vida de fe-, mientras llevamos adelante los sueños, los proyectos, las ilusiones y las esperanzas que viven en nuestro corazón, enfrentamos también nuestras fragilidades y debilidades, experimentamos derrotas y desilusiones, y tantas veces nos paraliza”. Luego, introdujo un matiz y acotó que “el Evangelio nos anuncia que, precisamente en ese momento, no estamos solos, el Señor sale a nuestro encuentro, se pone a nuestro lado, recorre nuestro mismo camino con la discreción de un transeúnte amable que nos quiere abrir los ojos y hacer arder nuestro corazón”.

“Así, cuando las decepciones dejan espacio al encuentro con el Señor, la vida vuelve a nacer a la esperanza y podemos reconciliarnos, con nosotros mismos, con los hermanos, con Dios”

El Obispo de Roma advirtió que, «a pesar de ser la comunidad del Resucitado, podemos encontrarla vagando perdida y desilusionada ante el escándalo del mal y de la violencia del Calvario. No le queda entonces otra opción que tomar en mano el sentimiento de fracaso y preguntarse: ¿qué ha pasado?, ¿por qué ha sucedido?, ¿cómo ha podido ocurrir?». 

Según Francisco, estas son preguntas «que cada uno de nosotros se hace a sí mismo; y son también cuestiones candentes que resuenan en el corazón de la Iglesia que peregrina en Canadá, en este arduo camino de sanación y reconciliación que está realizando».

“También nosotros, ante el escándalo del mal y ante el Cuerpo de Cristo herido en la carne de nuestros hermanos indígenas, nos hemos sumergido en la amargura y sentimos el peso de la caída. Permítanme que me una espiritualmente a la multitud de peregrinos que suben la “Scala Santa”, que evoca la subida de Jesús al pretorio de Pilatos; para acompañarlos como Iglesia en estas preguntas que nacen del corazón lleno de dolor: ¿Por qué sucedió todo esto? ¿Cómo pudo ocurrir algo así en la comunidad de los seguidores de Jesús?”

Texto e imagen Vatican News

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