Nuncio apostólico en Costa Rica preside Eucaristía por el Día del Papa.

Los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, los obispos eméritos y decenas de sacerdotes, diáconos, junto al pueblo de Dios participaron de esta Santa Eucaristía en la Catedral Metropolitana Santuario San José.

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Al iniciar la celebración, Mons. José Manuel Garita Herrera, Obispo de Ciudad Quesada y Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, dirigió las siguientes palabras: «Todos los años, iluminados por la Palabra de Dios y por la fe de la Iglesia, nuestra Madre, celebramos, en el contexto de la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, el Día del Papa».

Monseñor José Manuel Garita se refirió a la vocación y misión del apóstol Pedro y de la importancia de la oración por el ministerio petrino del actual sucesor de San Pedro, el Papa Francisco, Obispo de Roma, principio y fundamento visible de la unidad y comunión entre todas las Iglesias.

La Eucaristía fue presidida por el Señor Nuncio Apostólico, Mons. Bruno Musarò y concelebrada por los Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, obispos eméritos, los canónigos del Cabildo Metropolitano y decenas de sacerdotes. A la Santa Eucaristía acudieron muchos fieles laicos y religiosos (as) para orar también por el Santo Padre.

La homilía estuvo a cargo de Mons. Juan Miguel Castro Rojas, Obispo de la Diócesis de San Isidro, quien se refirió al «vicario de Cristo para amar y servir» y a las figuras de San Pedro y San Pablo en esta Solemnidad. «… le agradecemos al Señor Jesús haber nombrado a Pedro como el pastor de sus ovejas (cfr. Jn 21,17) y hoy, su sucesor, el Papa Francisco, continúa con esta tarea apostólica y, rogativa por la santificación de su Pueblo, la Iglesia, y en particular por nosotros, los obispos, quienes unidos en comunión con el Santo Padre tenemos “el mandato y el poder de enseñar a todas las gentes, de santificar a los hombres en la verdad, y de apacentarlos.” (Cfr. CD 2) Con valentía, a tiempo y destiempo, y ser luz y sal de la tierra en el mundo, especialmente en las situaciones donde el Maligno quiere destruir al ser humano guiándolo por caminos anchos contrarios a la voluntad de Dios», dijo.

Mons. Castro hizo un llamado a los ministros para que «Como ministros del Señor ejerzamos la autoridad con humildad y servicio y como fieles cristianos aprendamos a obedecer, primero a Dios antes que, a los hombres, para que todos, en la Iglesia, seamos luz y sal de la tierra y de esta manera viviremos el amor verdadero hoy y siempre». (Homilía completa en https://www.iglesiacr.org/el-vicario-de-cristo-para-servir-y-amar/).

Al finalizar la Eucaristía el Arzobispo Metropolitano, Mons. José Rafael Quirós Quirós, expresó su alegría por la presencia sinodal de los obispos, sacerdotes y diáconos ya que como Iglesia se camina en comunión junto a la cabeza visible, escuchando las palabras del Santo Padre. También indicó la importancia de ser constructores de comunión y de esta vida eclesial junto a la cabeza visible. Igualmente, pidió vivir este encuentro como peregrinos que van hacia la presencia del Padre con esperanza y alegría en medio de tantas situaciones difíciles.

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