Celebramos la X Semana Nacional de la Educación Religiosa con el lema: “Educación religiosa, construye lazos de fraternidad”. Es una nueva ocasión para resaltar la importancia de esta asignatura en la formación de nuestros niños y adolescentes y, este año, para constatar su aporte a la construcción de lazos de fraternidad, desde el respeto a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
La fraternidad humana es un gran anhelo que, sin duda, tenemos todos en nuestro corazón. Así lo expresa el Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti 8: Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer, entre todos, un deseo mundial de hermandad. Nadie puede pelear la vida aisladamente. […] Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. Soñemos como una única humanidad, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos.
El fin de la educación es la formación integral de la persona, en la que, un aspecto básico, es su capacidad de relación, aprender a convivir con los demás. El sujeto de la educación es, por tanto, la comunidad educativa, un ámbito privilegiado para la convivencia y la relación en la que confluyen los alumnos, sus familias y las personas que han abrazado esta tarea como vocación y profesión. Es la disposición a tejer redes fraternas, a forjar relaciones positivas y significativas, la unidad y conjunción de todos, aportando sus respectivas perspectivas y capacidades, lo que puede gestar ese ámbito educativo en el que todos puedan crecer y se realice un servicio a la construcción de la fraternidad social.
La educación es lo que más contribuye a una armónica articulación de nuestra sociedad. Es imperioso, por ello, que todas las instancias sociales coincidan en un pacto educativo que favorezca el encuentro de todos, como ha propuesto el Papa Francisco. De hecho, la ruptura del pacto educativo es el origen de los desequilibrios que experimentamos en la educación: las indisposiciones de los alumnos, la brecha entre las familias y los centros educativos, las desigualdades e inequidades en el acceso a la educación, el debilitamiento de la alianza educativa entre las familias, los educadores y las instancias sociales… Se hace necesario hoy un nuevo período de compromiso educativo, que involucre a todos, generar espacios de diálogo, de participación, para que podamos, sí, caminar juntos.
La propuesta de la Educación Religiosa potencia especialmente el tejido fraterno, por cuanto responde a la búsqueda de sentido, la referencia a la trascendencia, al encuentro con un Dios personal que nos ama, que es Padre de todos y que nos llama a unirnos en Cristo, reconociéndonos hermanos, para formar una sola familia. Nos permite, todo esto, sentirnos ciudadanos, en actitud de amistad social, solidarios con los que más necesitan, constructores de la paz, de armonía con todo lo creado.
Mi agradecimiento sentido a todos los que, desde la educación, generan cada día, lazos fraternos. Nos inspiren siempre Nuestra Madre María que, junto a San José, crearon esos lazos familiares en los que creció nuestro Señor Jesucristo.
Monseñor Bartolomé Buigues Oller
Obispo de la Diócesis de Alajuela